La paradoja brasileña del etanol

Un empleado echa gasolina a un auto en Brasil
Brasil ha logrado un enorme
 progreso en la promoción del combustible
alternativo en base al etanol de la caña de azúcar.

Brasil es considerado a menudo un ejemplo en el uso del etanol como energía alternativa, pero el país se ha visto obligado a importar cada vez más ese combustible, pese a ser un gran exportador mundial.
Los factores que transformaron la ecuación brasileña del etanol incluyen un aumento en los costos de producción de caña de azúcar, la base para generar el combustible a nivel local, y una caída de la zafra.
Los expertos prevén que debido a las restricciones de su producción, Brasil deberá importar entre abril de este año y marzo próximo al menos 1.100 millones de litros de etanol anhidro, usado para mezclar con gasolina.
Según la Unión de la Industria de Caña de Azúcar (UNICA) brasileña, esta será una de las mayores compras de ese combustible que el país habrá realizado en el mercado externo en los últimos tiempos.
Esta situación lleva a algunos analistas a preguntarse sobre el porvenir a corto plazo y en el mercado doméstico de un biocombustible que las autoridades brasileñas promovían como una revolución mundial en energía.
"Si el gobierno no toma medidas apropiadas, no se sabe cuál será el futuro del etanol", dijo Adriano Pires, director del Centro Brasileño de Infraestructura (CBIE), una consultora especializada en el mercado de energía, a BBC Mundo.

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